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20140810

Dev.f – Una aventura con hackers

Saludos, explorador de la red.

Ya que te encuentras aquí, permite que te relate un poco de las recientes aventuras en las que me vi envuelto durante el pasado mes de Julio, dentro del programa piloto de Dev.f. Pero antes debo advertirte que olvides aquellas imagenes sobre «hackers» a los que recurren las peliculas y la televisión, y que trates de pensar en el término hacking como la acción de salirse de la norma y esforzarse para llegar hasta donde nunca antes has estado (y posiblemente llegar hasta donde nunca nadie más ha estado).


Todo comenzó con un tweet que llamó mi atención dentro del TL. «Hackea tu verano aprendiendo a desarrollar aplicaciones. Aún hay becas disponibles. Aplica ya.» –o algo así rezaba la publicación. Ahora no logro recordar quién de las personas que sigo en Twitter fue responsable de darle RT, pero en mi interior le estoy agradecido por la secuencia de sucesos que precipitó al seguir el enlace que lo acompañaba.

La primera sorpresa llegó algunos días después de llenar el formato de aplicación para la beca, en la forma de un correo para agendar una entrevista por vídeo con Eme Morato, activo trotamundos e impulsor de eventos tecnológico-educativos en México y América Latina. En una charla de tono informal y relajado, me explico un poco sobre los requisitos y detalles del curso, entre los cuales figuraba trasladarse durante un mes a la ciudad de México.

Aunque requeriría de un considerable uso de recursos, el deseo de aprender y la interesante plantilla de senseis (Victor Borja, Enrique Diaz y Sandra Macias), me hicieron esperar con ansiedad la respuesta a la solicitud, que llegó de forma dramática después de las 11 p.m. del jueves, cuando daba por hecho que no había sido seleccionado. Tuve entonces que comenzar a llamar a familiares y amigos para obtener patrocinio y un lugar donde alojarme. Si bien el lapso de tiempo para organizarme fue corto (el curso comenzaría el lunes siguiente), con la ayuda de mis contactos pude ponerme en marcha rumbo al DF el domingo por la mañana.


II

Desde el primer día, el curso estuvo repleto de actividades. Al principio, enfocadas a relacionarnos y conocer las habilidades de nuestros compañeros. Después, orientadas a presentar ideas, formar grupos de trabajo multidisciplinarios y elegir las características que creímos útiles para ser implementadas en un proyecto de desarrollo (en relación con su complejidad vs valor para el usuario).

Las siguientes semanas, nos dedicamos a la labor de aprender-implementar: cada quien eligió aquello en lo que quería trabajar para aportar al proyecto, de acuerdo a las habilidades que deseaba obtener o aquellas que ya poseía y quería hacer más fuertes. Casi todos los días recibimos visitas de experimentados desarrolladores, emprendedores, grupos de start-ups y representantes de empresas que nos hablaron sobre las diferentes herramientas que podríamos utilizar, presentaron sus proyectos y algunos temas orientados a la administración, además de ofrecernos sus consejos para refinar nuestras aplicaciones.

La información sobre lo que deseábamos aprender la obtuvimos principalmente de la red, nuestros senseis (quienes siempre estuvieron al pendiente de nosotros, ofreciendo su ayuda) y... ¡nuestros mismo compañeros! El diverso grupo aportó conocimientos sobre back-end (Rails y Python), front-end (HTML, CSS, JavaScript), mobile apps (Android) y UI/UX. Al no contar con un programa de estudios rígido y no volver el desarrollo de proyecto una competencia, se logró promover la cooperación y libre flujo de conocimientos entre todos los participantes. ¡Aún nuestros experimentados senseis lograron llevarse cosas nuevas! Y es que de eso se trató todo: hackear nuestro propio aprendizaje.


III

La mañana del último sábado del curso, mientras esperábamos a que nos dieran entrada a las oficinas de Google México, pensaba en cómo era posible el que se hubieran consumido con tal rapidez los treinta días de intensa convivencia y aprendizaje. Un dejo de tristeza se asomaba al pensar que el próximo lunes, cerca de las 3 p.m., ya no saldría de la estación del metro Juanacatlan para dirigirme a Centraal, y tampoco subiría las escaleras ni atravesaría los pasillos que llevaban a encontrar y saludar a cada uno de mis compañeros en nuestra pequeña aula.

Al disfrutar de las charlas, las hamburguesas, las presentaciones de proyecto y un par cervezas, me di cuenta que además de llevarme nuevos conocimientos, también me iba con una importante red de contactos afines a la filosofía hacker de transformar el mundo, rompiendo sus paradigmas al trabajar y crear entorno a nuestros intereses, para devolver algo que pueda a su vez ser útil a otras personas. Después de todo, sí gracias a la ayuda de mis conocidos fue el que pude lanzarme a está aventura, quien sabe que oportunidades y retos puedan llegar de mano de mis nuevos amigos.

Dev.f – Hackeando la educación en México

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Agradezco todos los que hicieron posible el asistir y el disfrutar de éste curso. En especial a los habitantes de Casa Gato (Beartaco, Iván, Oscar, Bolillo y Chilo) por otorgarme asilo y aguantar todas las molestias durante todo el mes. A Jubus por visitarme los fines de semana y acompañarme a explorar la ciudad de México, haciendo que casi no extrañara el no estar en el Bajío. Al core team de Dev.f, que se esforzaron en crear y promover éste tipo de actividades (¡sigan impulsando desarrolladores!). Al equipo del proyecto «Regalo Perfecto» (Fabian, Petter, Erik, Javier, ¡son la onda!) y a todos nuestros compañeros del curso «cinta blanca» por los conocimientos que nos compartieron. A Lobo de Papel, Paxxi y Eduardo, por ser tan buena onda e invitarme a salir de la rutina.

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